Emociones que vale la pena difundir.
Aquel día me
levanté muy temprano para imprimir mi entrada antes de llegar al
Edificio Nexus en la UPV. He trabajado hace años para esta
universidad y la verdad es que volver a estar en el mismo edificio
donde pasé tantas horas me traía recuerdos de todo tipo, y también
emoción. Muchas cosas aprendidas en esa época de mi vida.
He de admitir que
el TED para mí (visto en forma de conferencias en Youtube) tenía un
aire intocable, como cuando ves videos de la celebración de los
Oscar, donde una piensa que nunca va a estar, pero donde casi lo
desea sólamente porque percibe que tiene un halo especial.
Recuerdo el
placer de ver las charlas de Sir Ken Robinson, sobre todo, que
transmite emoción, fe en el ser humano, fe en la educación
emocional y en la inteligencia como algo más amplio que saber de
aritmética y de lenguaje. Por ahí andaba yo, más o menos. Pensando
que lo que veía por internet nunca lo presenciaría en directo, a
menos que “moviera el culo” y lo buscara.
Saber por
casualidad que sí había un evento TEDx en Valencia me pareció tan
buena ocasión de vivir algo que mi mente había catalogado como
“lejana posibilidad”, que me inscribí, antes de saber ni
siquiera quienes eran los ponentes.
Aquí transcribo
ideas que me llevé de cada persona que escuché. El programa del día
se me hizo ligero, llevadero, ameno. Excepto que no encontré silla
para zurdos, y para tomar notas me fue algo incómodo, el resto fluyó
fácil. La comida, las actuaciones, el ponente sorpresa...
Comenzamos, 1ª
ponencia:
José Ginés
Mora. La universidad, ¿Un futuro incierto?
La Sociedad de la
información hace que todos estemos tan “informados”
potencialmente como los políticos, médicos, y esto ha hecho que
cambien escenas cotidianas, como la que el médico nos habla del
diagnóstico, y nosotros, que nos hemos documentado en internet, se
lo rebatimos. Esto es una realidad. (Para mí no es lo mismo estar
informado, que saber. No es lo mismo información que conocimiento, y
no me quedó claro osi el ponente los diferenciaba como yo, o no).
Algo que hecho de menos en estos eventos es la posibilidad de hacer
preguntas al ponente.
José habló de
dónde se genera el conocimiento actualmente. Decía que en lugares
pequeños, ahora el conocimiento se genera en un pequeño despacho
privado, de donde sale una idea qe toma forma, crece y se
desarrolla, por ejemplo habló de Apple y del Ipod.
Si el
conocimiento ya no se genera en la universidad, porque como dice José
“este conocimiento ya está en el móvil con conexión a
internet”... ¿qué futuro tiene la universidad? Ella ya no
es quien transmite ni quien genera conocimiento exclusivamente.
Menos mal que nos
reveló la respuesta: Para él la universidad sería algo así como
un “intercambiador broker del conocimiento”. La verdad es que al
escuchar estas palabras no sé si me quedé más tranquila, o menos.
José, con sentido del humor, y con generosidad, siguió explicando:
- Certifica el conocimiento, titulaciones...
- Permite que el profesorado, en lugar de adoptar el papel de experto sea más bien como un coach. Ya no transmite el conocimiento,
- También la universidad producirá competencia para la relación interpersonal en el trabajo.
- Investiga. Universidades por fín conectadas con todas las redes que desarrollan conocimiento.
Sobre todo me
interesó esta idea final, el cambio de rol que puede que la
universidad se vea obligada a asumir en un tiempo no lejano.
No sé si estoy
del todo de acuerdo con José Ginés, me da por pensar que si la
universidad se convierte en un tubo distribuidor, no sé dónde queda
la autoridad científica, y dónde quedan la ética y deontologías
profesionales. Si el conocimiento se genera en despachos privados,
puede que haya conocimientos que sean imperdibles para la humanidad,
pero que nunca se desarrollen porque a nadie le interesa
promocionarlos.
Si esto ocurre:
¿Desaparecerán licenciaturas como la de Filosofía?
Intuyo que lo que
brevemente esbozó José Ginés Mora es más aplicable a las
disciplinas con implicaciones técnicas, tecnológicas o de
producción. Quizá no tanto con las disciplinas que son de otras
ramas.
Ahora nos toca a
nosotros, ex-universitarios o no, darle una vuelta a estas ideas,
¿qué preguntas os surgen? ¿Será así esto?
¿Nos creeremos
que sabemos tanto como el médico porque lo hemos leído en un
artículo de internet?
¿La universidad
se puede convertir en una fábrica de titulaciones que la empresa o
el sector privado necesitan para reproducirse convenientemente?
¿Cambiará el
sistema académico universitario de manera que realmente los docentes
puedan ser más coaches que expertos correctores de exámenes?
…. estaremos
atentos.
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