martes, 18 de enero de 2011

Saborea todo tu pastel

Imagina que la vida, que tu vida fuera una estupenda y única tarta de capas, de esas en las que el bizcocho se alterna con capas diferentes: que si una es crujiente, que si la otra contrasta porque es ácida, unas son cremosas, otras tienen un toque salado... y el bizcocho sostiene el conjunto, formando un todo, aparentemente por fuera homogéneo.


La sorpresa de estas tartas es cuando las cortamos en porciones, es cuando vemos su interior, las capas, su color, el contraste visual que hacen...
La requetesorpresa llega al dar un bocado al conjunto. En la boca se mezclan lo ácido con lo dulce, el bizcocho toma la crema y contrasta con el crujiente... y así disfrutamos de una sinfonía de sabores, no sé si habéis visto en Ratatouille la escena famosa...



Pues bien, hablemos de capas en nuestra vida.
Capas de una tarta que se ha ido formando desde la base, en nuestra infancia, hasta los días de hoy, en la edad adulta. Las capas de la base tienen que ver con elementos de nuestra personalidad arraigados desde experiencia vivida en nuestra familia de origen. Más arriba, encontraremos las capas de lo que fuimos aprendiendo en la infancia, en la escuela, con personas que para nosotros fueron una referencia, como nuestros profesores, abuelos, familiares...
Y más arriba, iremos encontrando en capas lo que hemos ido integrando-aprendiendo en la adolescencia, juventud, edad adulta... en diferentes contextos, con diferentes personas, en diferentes contextos y acontecimientos.
Nuestra experiencia en la vida podría ser análoga a esta tarta de capas, diferentes niveles, que forman parte de un todo.
Creo que cuando hoy nos enfrentamos a un problema cualquiera, a un obstáculo, lo hacemos con todo lo que somos: con todas estas capas. Esto sucede "para lo bueno y para lo malo". Somos todo, los niños que fuimos, los adolescentes y los adultos que somos hoy, y todo eso que somos, lo ponemos en nuestra percepción del mundo y de lo que nos sucede en él.



Por eso, cuando estamos en un proceso de Coaching o de cambio personal dirigido hacia un objetivo, hemos de cuidar el trabajar a todos los niveles, o dicho con la metáfora, con el mayor número de capas posibles de nuestra persona.



Cuando queremos cambios rápidos, para pasar a la acción inmediatamente, podemos trabajar con las capas de la superficie, de la experiencia reciente. Esto puede ser útil, pero no será duradero, si en las capas de mi base hay información o experiencias que no sintonizan con el cambio que quiero hacer. Mientras en mi base todo siga siendo igual, los cambios en mi vida serán menos duraderos.



Así, en este grupo de Coaching, trabajamos para un doble objetivo: para promover la acción en nuestra vida, la acción inmediata, que cambia, y al mismo tiempo trabajamos para que esto dure, que se asiente y que forme un poso que nos facilitará, que nos dará el cambio orgánico.
Por eso hacemos trabajo con las creencias sobre nosotros mismos, que se formaron en nuestra edad temprana, y que algunas vienen heredadas de la familia de origen.
Por eso también trabajaremos con los valores personales, con nuestras emociones, elementos de esta tarta tan completa que somos.



Para ser enteros todo el tiempo, para utilizar todas nuestras capas, porque son las que nos hacen únicos y capaces de dar al mundo algo que el mundo necesita.


Cristina Abellán, coach-psicóloga.
Teatroterapeuta, y formada en Gestalt.
Info: cabellan@cop.es y +34 639 490 311

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aporta tu punto de vista: